No sé qué puedo hacer
con esta vida inerte
que no me pertenece,
los versos inmortales
que no escribo
y los bellos bocetos
que han sido destruidos.
Esa desconocida
que cada día me mira
sin interés ninguno,
me ha devorado entera
en silencio y sin pausa,
empezando por dentro
hasta alcanzar la piel.
Cada vez que respiro
muero un poco e intento
que fallezcan también
los recuerdos y errores
que están apuntalando
esta casa en ruinas
que aún sueña ser gaviota.
3 comentarios:
Qué raro; una gaviota aterrizó a mi lado y cuando me fijé mejor te reconocí.
Un abrazo,
Ginés
Evidentemente te has confundido, Hank. No soy gaviota. Y como adelanta el título de la poesía, me temo que nunca lo seré.
Hola compañera!!! Que lejos que estamos...pero que cerca nos sentimos. Un beso a ti y a todos mis compañeros del Santa Rosa de Lima. Ya me he enterado que estás en Bullas...yo para variar de sustituciones, me quedé a las puertas de plaza así que de cole en cole y tiro porque me toca. He empezado otra vez en El Palmar...pero esta vez en Los Rosales. No me va mal...pero ya sabes que el Santa Rosa es especial.
Suerte y muchos besos.
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