TRASLUZ

Preciso fue
sangrar la herida
para cicatrizarla.
Por el resquicio abierto,
entró el dolor
descompasado,
pero también
la mano salvadora.
Luego, al trasluz
de la mirada amiga,
la llaga se sintió
menos profunda.
Difuminó el desgarro...
Incluso, a veces,
evoca una sonrisa
que intento, en vano,
a ratos dibujar.

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